El Consejo Nacional Electoral se comprometió a tomar una decisión luego de Semana Santa acerca de la impugnación de la convención del Partido Conservador que eligió como candidata presidencial a Martha Lucía Ramírez.
Seamos francos, lo mejor que
le podría pasar a Ramírez es que la elección interna de su partido sea
declarada nula. La candidata tiene un 8% en las encuestas que, aunque es una
cifra que nos demuestra que hay varios colombianos que se han dejado convencer
del discurso en tercera persona de esta mujer que no ha podido definir
claramente su norte ideológico, no alcanza para absolutamente nada en términos
electorales.
Si la convención
conservadora es declarada nula, Martha Lucía terminaría como una mártir de la
democracia, su reconocimiento a nivel nacional subiría y con eso podría aspirar,
sin remordimientos, a un cargo más acorde a sus capacidades. No estaría mal
verla bien posicionada como cabeza de un gremio, en la dirección de la Cámara de
Comercio de Bogotá o en una bonita embajada en un país del norte de Europa
donde su verbosidad excesiva no sea entendida.
La eliminación de la casilla
del Partido Conservador del tarjetón de las presidenciales le evitaría a
Ramírez la humillación de quedar de última en los comicios (pues todo parece
indicar que incluso el voto en blanco la superaría) y la dejaría posicionada
como una opositora locuaz y con algo de credibilidad. O quien sabe, de pronto al salir del juego
democrático Marta Lucía opte por dedicarse a recuperar esa bella imagen que
tenía cuando estudiaba en la Universidad Javeriana de Bogotá.
Pero la candidata no sería
la única que aprovecharía de manera formidable la declaratoria de nulidad de la
convención del Partido Conservador. Andrés Pastrana, quien recientemente
manifestó su apoyo a Marta Lucía en una carta abierta a sus copartidarios,
también se vería beneficiado al lograr escapar del Titanic que constituye la
candidatura conservadora a la presidencia. Las palabras del ex presidente en
las que señaló que “las puertas del futuro son amplias y hoy están
abiertas de par en par al cambio para nuestros hijos con Marta Lucía” quedarían
borradas por la acción de la máxima autoridad electoral permitiéndole escapar
de otro ridículo público.
Es evidente que
Pastrana está desbocado en sus recientes análisis de la realidad pues no se
conformó con atacar a César Gaviria por las narco grabaciones del proceso 8000
sino que además aprovechó su espaldarazo a Marta Lucía para afirmar que el
Partido Liberal es una colectividad “vieja y mañosa”. Yo me pregunto quién
realmente es el viejo mañoso… ¿El liberalismo o él?
Otros que ganarían
indefectiblemente con la declaratoria de nulidad de la elección de la candidata
conservadora serían los congresistas militantes del partido quienes, para
seguir percibiendo la mermelada santista, adherirían a la campaña del
candidato-presidente sin ningún sentimiento de culpa o reproche moral.
Camilo Gómez, por su parte,
se libraría de estar bajo la sombra de Ramírez en una campaña poco interesante,
Álvaro Rincón dejaría de ser “el primer caballero” y sobre todo, los
colombianos esquivaríamos de nuestro campo auditivo a la característica voz
gangosa de Marta Lucía pronunciando argumentos poco profundos.
El Consejo Nacional
Electoral tiene en sus manos la posibilidad de hacer inviable la candidatura
del Partido Conservador a la presidencia de la República y con eso darle la
mano a muchos, pero sobre todo, tiene la posibilidad de salvar a Marta Lucía
Ramírez de sí misma.
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